La búsqueda de un nuevo papel para la filosofía en el mundo actual no es nueva. Para los que asistimos a la Facultad y dejamos atrás a nuestros padres con las manos en la cabeza y un constante OMG! en las bocas ha sido una lucha diaria. Entre las carreras de letras, Filosofía es la peste negra, por debajo incluso de filologías, Historia del Arte o Bellas Artes, cuyo futuro laboral, a veces, también es descorazonador (35 – 45 % de desempleo). Sin embargo, las grandes corporaciones —como Google, o Microsoft— están empezando a cambiar, poco a poco, este paradigma e incorporando a filósofos en sus plantillas. ¿Por qué?

Explícame eso de los filósofos en las empresas…

La mejor explicación la ofrece Pilar Llácer del EAE Business School para el suplemento Cinco días de El País:

“Nosotros tenemos tres cursos de lógica, que en esencia es programación pura y dura. El diseño de algoritmos y las reglas de programación se hacen en base a ella. Únicamente se cambian las letras por números”, ilustra Llácer. Otro de esos contenidos, continúa, es la lógica binaria, que tiene mucho que ver con los operadores booleanos, utilizados principalmente en la programación, la estadística, la electrónica o las matemáticas. “Para entendernos”, dice Llácer, “son los condicionales que determinan cómo debe funcionar una consulta en Google. Puedes buscar una cosa u otra, una cosa y otra, una cosa y no otra, etcétera”.

En cualquier caso, no parece que tenga mucho sentido coger a un filósofo/filósofa para incorporar en tu equipo como programador/a, pero sí para un puesto intermedio/híbrido que requiera de equis conocimientos relacionados con programación y se pueda favorecer del perfil completo. Ética aplicada, antropología y, a menudo, incluso un extra de paz mental.

Pero ¿de dónde surge esta transformación de la empresa a través de la filosofía y, sobre todo, de la visión más práctica y utilitarista de la filosofía en el mundo laboral? Tiene mucho que ver con la filosofía aplicada de Gerd B. Achenbach, como explicaban en la revista Yorokobu, y cómo, muchos filósofos han trabajado para tender puentes entre el Mundo de las Ideas, como dirían Sócrates y Platón, y nuestra cotidianidad. Sin embargo, lejos de estos puestos de trabajo que uno tendría que largarse a buscar a Silicon Valley, ¿cómo podemos aprovechar a los filósofos y la filosofía en las empresas? Por ahora, se barajan tres grandes líneas de trabajo.

Nuevas líneas de pensamiento en la empresa

La principal función de la filosofía, te dicen tu primer día de clase, es enseñar a pensar y a pensar mejor. La filosofía es, por lo tanto, todo lo contrario al pensamiento de oficina, y también este tiene sentido en los nuevos modelos de innovación abierta y design thinkingSe trata, en otras palabras, de utilizar distintas perspectivas o líneas de pensamiento para analizar un problema o desarrollar una idea. En este caso, esto puede traducirse a nuevas formas de crear un producto u ofrecer un servicio, corregir un fallo grave en la cadena de distribución o a transformar el entorno de la empresa, como veremos a continuación.

Filosofía aplicada a la empresa

La filosofía puede transformar las empresas

El enorme crecimiento de servicios de coaching y emprendimiento para empresas —en los últimos años, promocionado por entidades como La Caixa, el Banco Sabadell o el BBVA, por ejemplo— tiene en su seno un claro componente humano y filosófico presente. Es el caso de BBVA Momentum, las Conversaciones del Banco Sabadell y su programa BStartup o los Innova de La Caixa. Todos estas formas de entender el entorno laboral están muy vinculadas al coaching y a las cápsulas de formación orientadas al emprendimiento. Por otro lado, también recuperan, muy a menudo, enseñanzas propias de la filosofía: deja tus creencias y percibe el todo, ignora lo que no puedas controlar y céntrate en aquello que sí o acepta la situación sin caer en la pasividad, por ejemplo.

En publicidad (y marketing), la filosofía es el núcleo

Año tras año, reafirmamos que las campañas que conectan con las emociones tienen mucho más valor y ROIM que aquellas racionales: no me invento nada, ¡que conste!, mirad el estudio Media in Focus 😉 Y ¿qué son esas emociones si no ideas propias de la filosofía pensadas, repensadas, planteadas de un modo u otro o con tres vueltas de tuerca? Felicidad, amistad, amor, vida… Trabajamos a diario con la filosofía para vender, con el sentido de la vida y, si alguna vez dudo de esto, yo me vuelvo a poner el capítulo de Mad Men en el que Don Draper presenta el Kodak Carrussel. 

Está claro: la filosofía puede hacer mucho en la gran empresa y, probablemente, también en la mediana. ¿Qué ocurre con las marcas más modestas y los emprendedores? ¿Te has parado a pensar que todo lo anterior nos puede servir en el ámbito personal y también profesional? Cada vez son más los medios que se hacen eco de esta idea, en realidad: aquí tienes un artículo sobre filosofía aplicada de La Vanguardia, por ejemplo, o este otro del blog Pijama Surf con lecciones de la filosofía clásica para vivir de forma sencilla y plena (que también pueden aplicarse al trabajo). Todo indica que las universidades empiezan ahora a trabajar en un problema que las ciencias humanas arrastran desde hace varias décadas, por lo que todavía queda para que se valore igual a un informático interesado en la filosofía y a un filósofo interesado en desarrollo informático. Tiempo al tiempo.


Enlaces de interés sobre filosofía y empresa que no aparecen en el cuerpo del artículo:

La imagen destacada pertenece a Karmachela, una artista e ilustradora freelancer. Aquí tenéis un enlace a su perfil de Steemit.