Se ha propuesto prohibir los teckel en Alemania. ¡Saltan las alarmas! ¡Son patrimonio del país! ¡Tradición! Y, por el otro lado, ¡están sufriendo!, ¡no son perros sanos! Hace unos días, analizaba (por Instagram) la polémica del perro salchicha (teckel, daschund: que es una palabra más utilizada por el norte de Europa: aquí, no la oímos tanto) y las declaraciones que recogían algunos medios. Para ello, escogí una noticia de El Mundo (Alemania, dividida sobre el destino del perro salchicha mientras los animalistas defienden que «lo mejor es su extinción»), y otra de 3Cat/CCMA (Adéu als gossos salsitxa? Alemanya vol prohibir-ne la cria «mitjançant tortura»; qué telita, el titular).

Prohibir teckel Alemania (noticia, análisis)

¿Por qué se busca la prohibición de los teckel?

El problema del daschund (la prohibición de los teckel, vamos) es el mismo debate que tenemos con los carlinos (pug), los bulldogs o el pastor alemán. Se resume así: en el siglo XX (principalmente), la hemos liado con la selección genética, sobre todo, aquella por criterios estéticos y ¿qué hacemos ahora? Algún país habrá donde la inversión permita buscar soluciones a la endogamia y los errores en el cruzamiento, pero en la mayoría esto queda en la mano de asociaciones, criadores profesionales e inversión privada. El estado se lava las manos: lo hace con protectoras, pues imagínate con perros de raza que, en teoría, dan dinero.

La prensa española (y obviamos la cuestión del clickbait; spoiler: nadie plantea prohibir y ya) recoge, a priori, dos temas básicos: problemas genéticos y cría poco ética. En Alemania, se plantea una propuesta para prohibir la cría poco ética del teckel y otras razas que sufren a causa de criterios estéticos, es decir, los cruzamientos que incrementan dolor, problemas físicos o de salud. En este caso, en concreto, enfermedades en los discos intervertebrales (hernias), así como otros problemas no relacionados (trastornos oculares, epilepsia, hipotiroidismo, y más, que puedes leer, por ejemplo, en Experto Animal: aquí).

El ministro de agricultura (Özdemir Cem) señalaba que los cambios debían aplicarse a gatos sin orejas, carlinos, animales sin pelo, e incluso la propuesta se enmarca dentro de una campaña de bienestar(ismo) orientada a animales para consumo humano: vacas atadas, por ejemplo. Las asociaciones de criadores no parecen haber tenido en cuenta estos planteamientos y defienden la tradición (el patrimonio alemán) al grito de «Protegemos a nuestros perros salchichas de la intrusión de fuerzas ideológicas».

Prohibir teckel Alemania (noticia, análisis)

En busca de una cría ética…

A menudo, la respuesta rápida es «cría ética», y solucionado. Si hablamos de revertir gran parte de los problemas de estas razas (contando con que la selección implica siempre un empobrecimiento genético), esto no solo supone investigación, especialistas y una gran inversión, sino también tiempo que, a menudo, podemos traducir como dinero (o pérdida de beneficios, para algunas personas).

La cría es un negocio, y muchas razas se mantienen, en su mayoría, por este negocio. No me gustaría que esto se leyese como algo negativo: hay muchos negocios, muy lucrativos, que hacen un bien por la comunidad, pero, en este caso, estamos dañando seres que sienten y padecen. Por descontado, hay excepciones: clubs y profesionales que crían para un pequeño círculo, por ejemplo, pero que no pueden, ni quieren, escalar este modelo.

Por último, el elefante en la habitación está del lado de los gobiernos, quienes si promueven e invierten en una cría responsable (cosa que dudo), también deberían plantear un apoyo similar, o mayor, a los centros de protección animal… ¿cuántas veces desatendidos o con recursos escasos? No parece un berenjenal en el que alguien se sumerja ex profeso (ya te sabes la canción: ahí está, ahí está, la-ley-de -bienestar-animal…española)

Prensa especializada (animales)

La falta de prensa especializada en bienestar animal

Por último, la tradición no debería silenciar la conciencia colectiva. En el caso de la prohibición de los teckel (que ya hemos visto que no es tal tampoco) se ve muy claro. Y me preocupa que la prensa no tenga medios ni profesionales especializados (o consultores, por lo menos) que puedan hacer una lectura profunda, con conocimiento. Esto evitaría poner al mismo nivel el sufrimiento o la ciencia y la tradición: en España, la tauromaquia, por citar solo una actividad, nos sigue malacostumbrado.

En cualquier caso, esta polémica lo tiene casi todo, empezando por las fake news, tan habituales por desgracia, y terminando por una lectura rápida y simplista, porque hay dos formas de que te paguen el periodismo: investigar y analizar con criterio o buscar las visitas rápidas y la pasta de los anunciantes. En este caso, escogí dos noticias que creo que iban camino de lo primero, pero que se siguen quedando cortas, porque falta gente especializada (con contadas excepciones y agradables sorpresas), y ya lo vimos durante la Ley de Bienestar Animal, cuando nos cansamos de llevarnos las manos a la cabeza.