El año pasado (2023, para los despistados), la Ley de Bienestar Animal supuso un boom. Las noticias sobre perros, gatos y temas conflictivos que se estaban debatiendo para la aprobación en el Congreso, llevaban una cobertura constante de medios tradicionales, blogs de nicho, youtubers, tiktokers: todo dios.
El boom del «tema animalista»
Alrededor de las fechas en las que se aprobó la Ley 7/2023, de 28 de marzo, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, Google Trends marca un buen pico; seis meses después, cuando entró en vigor, pegó un subidón mucho más bestia en tendencias de búsqueda. Luego, desapareció.
En YouTube, tres cuartos de lo mismo. Por mi lado, me dediqué a hacer pruebas sobre tendencias, y hace tiempo que pocos se interesan por seguros, cursos obligatorios de tenencia, y otros temas que trae la ley. Entre los contenidos más interesantes que he visto ahora, está el artículo de LEFEBVRE sobre la aplicación local y autonómica de la ley. Poco viral, claro. El resto de noticias que van saliendo, una minoría en comparación, se centran en los puntos que no han podido entrar en vigor por falta de reglamento. El curso de tenencia responsable, el seguro de responsabilidad civil…
Pero ¿por qué te cuento todo esto?
La indepedencia codependencia del cuarto poder y la especialización de perfiles
A grandes rasgos, por algo que advertí cuando todo el mundo estaba generando contenido. El primer punto es la politización de los medios (nada nuevo, lo sé) y la poca conciencia del cuarto poder. Por mucho que estemos en la era del clickbait (y perdonadme la expresión), el «todo vale» salpica mierda. Tú no eres tu trabajo, pero si tu trabajo consiste en buscar las costuras a las declaraciones y generar ruido a toda costa, tampoco quedas libre de culpa. Y ahí tienes, por ejemplo, el trato mediático hacia García Torres o Belarra, y encontrar el modo de que las fake news parezcan menos fake.
El segundo, y aquel que más me interesa, es comprobar que apenas hay perfiles especializados en el mundo animal (bienestar, etología, ética) que escriban en prensa. La cobertura de algo tan importante (pese a la polémica, pese a planteamientos que me atrevo a considerar ingenuos o poco meditados) como una Ley de Bienestar Animal para todo el país, ha sido cubierto por periodistas generalistas o que suelen centrarse en otras temáticas.
Por descontado, también hay profesionales con gran recorrido, pero sigue presente esa aura de «tema poco relevante» o relegada casi a las páginas de opinión. No quiero olvidarme de algo que también me sorprendió, mucho: cómo se mezclaba, y se ponían al mismo nivel, ciencia con opinión, con sesgos de autoridad, con temas relevantes o de actualidad. Y ahí tenías a la «agroinfluencer» (quien considero que dice cosas muy sensatas, también) con más autoridad que el biólogo marino o el etólogo con amplio reconocimiento especializado en problema de comportamiento.
Ley de Lo del bienestar, vivir de las marcas, y sus peligros
En lo personal, varias veces señalé a un par de personas (en prensa y blogs de nicho) que no había datos para probar o rebatir afirmaciones, incluso yendo a las fuentes oficiales; o a las personas que, en ese momento, «cortaban el bacalao», o estaban a su vera. Y todo esto, por desgracia, es peliagudo, porque es la misma mezcla que se está dando en publicidad o contenidos, que la prensa vive de la publicidad de las marcas, y la independencia del cuarto poder, pues, al carajo.
Parecería obvio que, a medida que alguno sectores se profesionalizan y aumente el interés en estos, también se incremente la necesidad de perfiles específicos. Sin embargo, queda tela por cortar aquí: que se lo digan a los de campo, que quieren organizar ciudades, y a los de ciudad, que no tienen claro lo que hay después de la autopista.
P.S.: Para terminar, te dejo una lista con vídeos que hice durante el año pasado sobre la Ley de Bienestar Animal.
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