A priori, la siguiente relación de conceptos te va a parecer absurda.

Solo te digo: dale una oportunidad. Hace un tiempo, leí una entrevista a (la) Rosalía, a la cantante, quien decía que, para ella, la prisa no tiene sentido. Era algo así: si yo me tengo que adaptar a los tiempos de otras personas, de terceros, eso afectará a mi vida y a mi producción. Esto a lo mejor es fácil que lo diga (la) Rosalía, o sea, una persona rica, y famosa, y que, en definitiva, puede hacer que los otros se adapten a ella.

La prisa

No obstante, a este argumento se le puede dar la vuelta asumiendo que hay muchas personas que piensan así en múltiples contextos. Cuando razonaba sobre esto, pensaba en Donna Haraway, que poco tiene que ver con (la) Rosalía, y en una conversación que esta mujer tuvo en el CCCB con la filóloga Marta Segarra. En este caso, la charla, el coloquio, debía durar 45 minutos y habría, entiendo yo, otros 45 minutos para preguntas y respuestas.

Eso no ocurrió, y la americana alargó la ponencia-conversa más allá de la hora.

De algún modo, y esto también es importante, quizá, en nuestras sociedades, no permitimos las mismas libertades a Rosalía y a Donna Haraway (cada una en su ámbito) que a ti o al menda lerenda (o sea, a mí), como personas anónimas con nuestras propias imposiciones —trabajos, clientes, horarios, cuentas corrientes— frente a personnalités que han destacado más allá de la masa. Aun así, esta filósofa estuvo rajando más de una hora y, lo interesante, es que nadie la interrumpió y, de algún modo, todo esto volvió mucho más valiosa su aportación: concretamente, le permitió desgranar su concepto de las relaciones de parentesco.

La inautenticidad

¿Hasta qué punto esta actitud ante la vida y ante el trabajo es la que ha permitido crecer a estas figuras públicas? ¿O hay que darle la vuelta? ¿Es la posición social a la que han llegado aquello que permite romper las reglas del juego? ¿Es la flexibilidad de los quince minutos de Rosalía el secreto? ¿O el tiempo que se alarga Haraway la clave? ¿Por qué rehuimos esa flexibilidad? Quizá este pensamiento, este hibridismo, esta flexibilidad es lo que confiere la autenticidad.

Dijo Luc Boltanski que la inautenticidad de nuestra época se debe a la confrontación entre autenticidad y flexibilidad que exige la sociedad, pero quizá podemos resolver esta idea asumiendo que la flexibilidad es aquello que nos lleva a la autenticidad. Así, exigir autenticidad obviando la flexibilidad es una receta explosiva y absurda. Yo voy a probarlo, y ya te cuento, que llevo muchos años de autónomo y sé lo que es vivir un drama. A ver si tú vas a tener nómina y plan de pensiones…

PD: También te digo que he buscado esas declaraciones de Rosalía por activa y por pasiva, y no las he encontrado por ningún sitio, por lo que quizá esto es una «patillada» mía (creo que no), y espero no buscarme un lío.